miércoles, 19 de junio de 2013

Material de apoyo

Material de apoyo



Orientaciones para los docentes de alumnos con TDA-H (Trastorno por Déficit Atencional con Hiperactividad)

Disposición física del aula:
  • Disposición por filas, reduciendo al máximo la colocación de las mesas por grupos.
  • El docente debe poder moverse con facilidad y tener acceso a todos/as los niños/as.
  • Cerca del docente, alejado de ventanas y de la puerta del aula, para evitar distracciones visuales y auditivas.
  • En las mesas deben aparecer solamente los materiales indispensables para el trabajo que se vaya a realizar.
  • Colocar al lado del alumno con déficit de atención modelos adecuados.

Presentación de las explicaciones:
  • Simplificar las instrucciones sobre la tarea y pedir al niño que las repita.
  • Proporcionarle, antes de la explicación, un listado de conceptos “clave” para ayudarle a focalizar la atención y extraer la información principal.
  • Promover su participación activa:
-          Ayudarlo/a en la instrucción, escribiendo palabras o ideas en la pizarra o pizarrón…
-          Motivarlo para elaborar imágenes mentales, plantearle preguntas sobre estas imágenes a fin de asegurarse de que está visualizando el material.
-          Actividades de juego de roles dirigidas al aprendizaje de conceptos nuevos, acontecimientos históricos, fenómenos sociales…
  • Plantearle preguntas frecuentes durante las explicaciones y ofrecerle retroalimentación inmediata de sus respuestas.
  • Mantener el contacto visual frecuente.
  • Utilizar claves y señales no verbales para redirigir su atención mientras continúa explicando.
  • Proporcionarle la tutoría de un compañero que le ayude a revisar los conceptos fundamentales.
  • Permitirle que explique los conceptos aprendidos a otro compañero más lento que él.

Realización de actividades:
  • Simplificar la instrucción:
-          Establecer el tiempo durante el cual el niño puede actualmente mantener su atención centrada en la tarea. Reforzar e ir aumentando progresivamente su esfuerzo en lugar de regañarlo o forzarlo por medios impositivos.
-          Segmentar las tareas complejas en fases, marcar un tiempo prudente para terminar cada fase, alabar al estudiante cada vez que alcance el objetivo marcado y pedirle que siga a continuación con la siguiente fase.
-          Evitar hacer comentarios sobre sus conductas de falta de atención. En su lugar, suministrarle claves verbales discriminativas que le instiguen a reflexionar sobre su forma de comportarse: “recuerda qué es lo que tenías que hacer” o “¿estás terminando ya tu trabajo?”.
-          Pasearse por la clase para comprobar qué hace el alumno y suministrarle retroalimentación sin molestarse.
-          Bajar la exigencia de productividad: es mejor que haga 4 ejercicios bien que 8 mal.
-          Procurar que las actividades no sean largas.
-          Cuadernos de actividades con formato sencillo. Sin dibujos no relacionados con la tarea, incluyendo una o dos actividades por página, dejando espacios en blanco entre ellas.
-          Enseñar y motivar al estudiante para que aplique las autoinstrucciones a las actividades. Tratar de que mediante el lenguaje autodirigido: 1) Pare y considere qué es lo que tiene que hacer- “¿cuál es el problema?”-; 2) Genere posibles directrices de actuación –“¿cuál es mi plan?”-; 3) Autoobservarse su ejecución –“¿estoy siguiendo mi plan?”-; 4) Se autorrefuerce –“bien, me he esforzado mucho y he conseguido hacerlo bien”; o que en su caso desarrolle estrategias de afrontamiento de error “me he equivocado, la próxima vez iré más despacio y pensaré mejor en lo que estoy haciendo”-. El docente debe ser un modelo al respecto. También son útiles el role-play, refuerzos, etc.

Organización:
  • Demostrar que se valora el orden dando 5 minutos cada día para organizar mesas, cuadernos, estanterías,…
  • Dar un premio cada día para la fila o círculo de mesas más limpias y ordenadas.
  • Utilizar la agenda de deberes para que los padres las firmen diariamente.
  • Estructura externa que facilite el cumplimiento de las actividades de cada día en clase. Un horario sistemático en la pared más visible del aula.
  • Explicar con antelación los cambios inesperados.
  • Utilizar claves visuales y auditivas para indicar que la tarea va a terminar y se va a comenzar una actividad nueva. Manejar de forma rápida y organizada los cambios de actividad.
  • Implementar un sistema de puntos según parámetros de cantidad y calidad de trabajo, a partir del nivel de ejecución del alumno en esos momentos.

Comportamiento:
  • Ser positivo y concreto. Explicar lo que se desea que haga el alumno y no lo que no se desea. Alabanzas específicas y no frases hechas de carácter general. Ej. : “Juan, estoy muy contento porque has estado quieto en tu mesa trabajando en los problemas de matemáticas”, mejor que “eres un buen chico”.
  • Recordar de forma breve y concreta las normas. También pedir al alumno que explique las reglas correctas de situaciones concretas: “antes de salir al recreo, exigirle que repase las reglas de juego con los compañeros”.
  • Implementar un sistema de refuerzos negociados para premiar comportamientos adecuados y para conductas socialmente negativas: privación de privilegios, coste de respuesta o aislamiento. Evitar la fuerza física.
  • Servir de modelo y mediador en un método sistemático de solución de problemas para toda la clase:
-          Pararse: ¿cuál es el problema que tenemos?”. Definir el problema específicamente procurando que toda la clase esté de acuerdo.
-          Torbellino de ideas sin juicio crítico y pizarra: “¿qué planes podemos seguir para solucionarlo?”
-          Pensando en las consecuencias: “¿cuál es el mejor plan que podemos utilizar?”. “¿es justo?”. Colocar puntos positivos o negativos en cada una de las posibilidades recogidas anteriormente, según estos criterios.
-          Subrayarla y ponerla en marcha: “¿cuál de las alternativas reúne más aspectos positivos y menos negativos?”.
-          Valorarlo: “¿cómo ha funcionado nuestro plan?”. Determinar si todos están satisfechos. Si no, repetir de nuevo el proceso.

  • Potenciar la participación y la responsabilidad. Encargarle tareas sencillas que posteriormente se irán haciendo más complejas.
  • Mantener un estilo positivo de interacción. Cuando haya que proceder a la aplicación de un castigo, darle otra oportunidad, procurar que tenga éxito y alabarle por ello. Evitaremos que desarrolle la idea de que no puede alcanzar el éxito y que continuamente recibe críticas de los demás. Evitar que viva la clase con tensiones y ofrecerle apoyo y afecto. No ponerlo nunca en evidencia delante de los demás.
FUENTE: 


PsicoAprendizajes – Psicología y Didáctica
Capacitación Continua para Profesionales de la Educación

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Lic. en Educación, cursante del Magister en Tecnología en Educación. Hobbies: actividades al aire libre, obsesión hacer cualquier cosa por cuidar el ambiente con todos sus recursos. Estoy casada , tengo dos hermosos y maravillosos hijos. A quíenes admiro y respeto mucho.

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